miércoles, 11 de mayo de 2016

TRUJILLO

Paseamos por Trujillo, ciudad y municipio español en la provincia de Cáceres.
Nuestros primeros pasos se encaminan hacia el Palacio de los Barrantes-Cervantes, (imagen de arriba) del siglo XVII con hermoso balcón que domina sus dos fachadas.
En la Plaza Mayor se levanta imperiosa la figura ecuestre de Francisco Pizarro, conquistador de Perú, delante de la Iglesia de San Martín de Tours del siglo XVI.
Diferentes esculturas rodean la iglesia
cobrando gran belleza bajo los arcos de la Plaza Mayor.
Seguimos sus soportales 
situándonos sobre el Palacio de los Chaves-Orellana de los primeros años del siglo XVI.
Junto a las antigüas Casas Consistoriales y situadas en en el costado occidental de la Plaza Mayor, recorremos las Casas Principales de los Chaves-Cárdenas, con preciosas columnas entorchadas y también del siglos XVI.
La alta decoración de la Plaza nos lleva hasta 
el Palacio de los Carvajal-Vargas, el mas monumental de las residencias civiles extremeñas del Renacimiento.
Las Casas Principales de los Chaves-Sotomayor, con una bonita articulación de de soportales en fachada son originarias del año 1486.
Subimos sus empedradas callejuelas hasta 
divisar su preciosa Torre del Alfiler,
para entre arco
y arco 
alcanzar la Alcazaba y Castillo de Trujillo. Podeís ver el recorrido por el castillo en el siguiente enlace: CASTILLO DE TRUJILLO 
Hemos cogido la suficiente altura para observar Trujillo casi a vista de pájaro,
colándonos entre sus almenas y torreones
descubriendo a nuestros pies el caserío y la multitud de conventos
que se erigen entre sus arrabales
y destacando las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo.
Espectacular Trujillo
desde las alturas.
Entre grandes obeliscos de piedra 
alcanzamos la Iglesia de Santiago, ubicada dentro del recinto amurallado y de finales del siglo XII
junto a la Puerta del mismo nombre y también llamada Puerta del Sol, con un arco de medio punto coronado por siete almenas.
Entre olivos
nos vamos introduciendo por sus hermosas callejuelas
que lucen con un brillo especial.
Infinidad de piedra
sobre el Convento de las Jerónimas de Santa María Magdalena
y rincones de espectáculo
junto al Museo Pizarro.
Una amplia explanada nos sitúa en las inmediaciones 
de las maravillosas ruinas del Monasterio de San Francisco el real de la Coria, adivinando en sus arcos y capiteles itálicos el influjo de estas primeras arquitecturas claustrales.
Mas conquistadores se asoman 
a la Iglesia de Santa María la Mayor, de profunda hechura románica
y con influencias cistercienses.
Sus calles nos devuelven al medievo,
con grandes estrecheces nos devuelven 
a la Puerta de Santiago para salir a conocer 
la Casa- Fuerte de Luis Chaves "El Viejo", embutida a capón sobre uno de los lienzos de la muralla
y con preciosa portada.
De nuevo en la Plaza Mayor, en el que podemos ver el Palacio de Piedras Albas, coronado por una estupenda crestería gótica
y el monumental Palacio de los Pizarro de 1560 con un poderoso escudo donde se representa uno de los episodios mas relevantes de la humanidad: los barcos de Túmbez, las murallas de El Cuzco, Atahualpa y los caciques Incas, rememoran el papel de los Pizarro en la conquista del Imperio Tawantinsuyo.
Abandonamos esta preciosa plaza
alcanzando el Palacio de Juan Orellana Pizarro de notable estructura castrense.
Un montón de Chumberas nos acompañan en el paseo hasta 
la Puerta de la Vera Cruz o San Andrés, con arco apuntado y pequeñas dovelas.
Al lado nos topamos con el Convento de los Franciscanos Observantes de estilo barroco clasicista del XVIII.
Muy cerca podemos ver La Alberca, de origen romano con poza islámica de los Omeya que servía para abrevar la cabaña ganadera.
En el lugar también nos asalta la Casa-Fuerte de los Bejaranos de los siglos XII-XV en perfecta arquitectura militar y defensiva.
Llegamos hasta la Puerta del Triunfo, también llamada de Fernán Ruiz con arco apuntado y mirando a poniente, por ella entraron las tropas cristianas en la Reconquista allá por 1232.
Recorremos toda su espléndida muralla
con preciosas vistas hacia occidente.
Un sendero perfectamente habilitado nos va descubriendo todo su perímetro mural
hasta internarnos de nuevo en su precioso casco antigüo.
Perdida la cuenta de tantos palacios y casas nobles
nos metemos de lleno en su laberíntico entramado de calles
paseando entre escudos, 
pintorescas viviendas,
en un universo de piedra
y jardines interiores.
Entre la estrechez 
salimos hacia la amplitud bajando hasta 
la Plaza de la Encarnación, hoy con un color especial,
donde encontramos el Convento de Dominicos de la Encarnación
y la Iglesia de San Lorenzo y Hospital de la Caridad, terminando este prodigioso paseo por la Ciudad de los Conquistadores.

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