lunes, 11 de abril de 2016

CALABAZAS

 Un hermoso cielo azul brilla por encima del pinar que desangra, gota a gota, esa resina y ese piñón que marcan la economía y la cultura local de estas tierras.
 El Puente del Negral 
 salva las aguas 
 del Río Adaja
 que desciende entre sus arcos
 entre un pequeño bosque de ribera
 y la línea de ferrocarril.
 Antes de alcanzar la pequeña población de Calabazas nos desviamos hacia una torre de vigía
 por los espléndidos campos
 de cereales
 en busca del Convento de Santa María de La Mejorada
 donde María Pérez, la fundadora, levantó hacia 1330 
 una capilla dedicada a la virgen con dinero recibido en herencia, la cual había sido "mejorada" de acuerdo con esta figura legal respecto a la de sus hermanos, de ahí el nombre de "Mejorada".
 Regresamos por el camino 
 por donde vinimos
 cruzando de nuevo los puentes 
 ferroviarios
 entre colores de la época 
 y el amplio
 e infinito pinar.
 Salimos hacia la zona de cultivos El Negral
 y La Parra
 bajo "pivots" de riego,
 alcanzando el pequeño núcleo de población de Calabazas, perteneciente al municipio vallisoletano de Olmedo.
 En plena vega del Adaja, paseamos por sus calles
 que conducen irremediablemente
 hasta su antigüa Iglesia Parroquial del Rosario
 donde su enorme nido de cigüeña
 se desparrama por su bonita espadaña de ladrillo.
 Sus contadas casas
 nos sacan deprisa hacia sus afueras, donde la paja
 y pequeños lavajos
 nos conducen, entre hermosos campos,
 al final de nuestro paseo por el pequeño pueblo de Calabazas.

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