Un hermoso cielo azul brilla por encima del pinar que desangra, gota a gota, esa resina y ese piñón que marcan la economía y la cultura local de estas tierras.
El Puente del Negral
salva las aguas
del Río Adaja
que desciende entre sus arcos
entre un pequeño bosque de ribera
y la línea de ferrocarril.
Antes de alcanzar la pequeña población de Calabazas nos desviamos hacia una torre de vigía
por los espléndidos campos
de cereales
en busca del Convento de Santa María de La Mejorada
donde María Pérez, la fundadora, levantó hacia 1330
una capilla dedicada a la virgen con dinero recibido en herencia, la cual había sido "mejorada" de acuerdo con esta figura legal respecto a la de sus hermanos, de ahí el nombre de "Mejorada".
Regresamos por el camino
por donde vinimos
cruzando de nuevo los puentes
ferroviarios
entre colores de la época
y el amplio
e infinito pinar.
Salimos hacia la zona de cultivos El Negral
y La Parra
bajo "pivots" de riego,
alcanzando el pequeño núcleo de población de Calabazas, perteneciente al municipio vallisoletano de Olmedo.
En plena vega del Adaja, paseamos por sus calles
que conducen irremediablemente
hasta su antigüa Iglesia Parroquial del Rosario
donde su enorme nido de cigüeña
se desparrama por su bonita espadaña de ladrillo.
Sus contadas casas
nos sacan deprisa hacia sus afueras, donde la paja
y pequeños lavajos
nos conducen, entre hermosos campos,
al final de nuestro paseo por el pequeño pueblo de Calabazas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario