Surgiendo entre las llanuras cerealistas
en los confines de la provincia de Valladolid, por las recias tierras de secano
humedecidas y regadas por los gigantescos "pivots de riego"
se asoma el municipio de Alaejos.
Nuestra primera visita, en las afueras, es para la Ermita de la Virgen de la Casita
que data del siglo XV
con fachada de ladrillo.
En su vertiente norte podemos admirar un pequeño escudo y varias inscripciones.
Rodeamos su perímetro
pasando por su fachada sur, con mas elementos tallados en la piedra sobre un arco
con desgastadísimos capiteles,
terminando de nuevo, ante su portada principal.
Bajando entre dos hileras de árboles descubrimos espectaculares vistas de las dos iglesias de Alaejos, como auténticos faros en tierra:
las iglesias de San Pedro y Santa María.
Comenzamos por la Iglesia Parroquial de Santa María,
renacentista-mudéjar del siglo XVI
donde su material predominante es el ladrillo con argamasa de cal y yeso.
Destaca su colosal torre de cuatro cuerpos que se eleva hasta alcanzar los 65 metros de altura,
además de su formidable portada, estando toda ella, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional.
En la misma plaza encontramos el antigüo Hospital del Buen Pastor que ayudaba a los pobres en el siglo XVII.
Por sus calles vamos encontrando diferentes casas blasonadas
bien marcadas por sus altivos escudos.
La enorme torre de la Iglesia de San Pedro
nos conduce hasta el Ayuntamiento del siglo XVIII en la Plaza Mayor,
donde podemos admirar otro ilustre edificio con balcón corrido bajo otro portentoso escudo.
Las casas sobre soportales, configuran una parte de esta bella plaza
que adquiere una belleza inusitada el arco que enmarca a la Iglesia de San Pedro del siglo XVI con estilos góticos y renacentistas.
El hermoso y amplio espacio
lucido de infinidad de ladrillo mudéjar
y también declarado Monumento Histórico Artistico.
En su calle principal se precipitan mas joyas labradas en piedra
que nos van conduciendo hacia la zona oeste del pueblo,
donde encontramos los restos del Castillo de Alaejos.
Unas hermosas ruinas
mandadas construir en 1453
por el Obispo de Ávila, Don Alonso de Fonseca,
en el que estuvo encerrada
la reina de Castilla Doña Juana de Portugal.
Hacia el sur de la población, el monumento a Las Tres Gracias,
un crucero, pilón-abrevadero
entre destellos de un viejo pasado.
Terminamos esta pequeña vuelta por Alaejos
entre los dorados tonos de una primavera que se va apagando
dando paso al comienzo del verano
que renacerá con fuerza en estas vetustas tierras vallisoletanas, fronterizas con salmantinas y zamoranas.
Estupenda visita a mi pueblo de nacimiento.
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