Entre suaves colinas se extienden amarillentos campos de cereales, moteados por pequeñas fincas de maiz
y de girasol,
alcanzamos el municipio vallisoletano de Torrecilla de la Orden, siendo la población mas al sudoeste de la provincia y situada a 71 kms de la capital.
Nos introducimos por sus calles para llegar al edificio mas destacable del pueblo:
la Iglesia de Santa María del Castillo.
Su esbelta torre luce con gallardía
por encima de sus naves mudéjares del siglo XV
aunque en los siglos XVI y XVII se añadieron reformas renacentistas.
Sus casas son en su mayoría
de ladrillo macizo
con argamasa de cal.
Callejeando, alcanzamos el edificio del Ayuntamiento
en plena Plaza Mayor
mientras nos vamos fijando en la nomenclatura de sus calles,
cenefas en algunas ventanas
y detalles de alguna curiosa chimenea.
Durante el recorrido nos acercamos hasta sus escuelas
desde donde obtenemos una hermosa imagen de la iglesia.
Paredes embellecidas con motivos taurinos
nos siguen metiendo por el interior
de sus estrechas calles,
para salir después a un camino que en 800 metros nos lleva
hasta la Ermita de Nuestra Señora del Carmen.
La imagen sobre su portada
nos conduce por un edificio realizado en ladrillo
del siglo XVII
y en estilo barroco.
Disfrutamos de un pequeño descanso a la sombra de sus árboles
para seguidamente abandonar el lugar,
entre el colorido de hermosas plantas
y con bellas perspectivas del pueblo.
Terminamos el paseo por Torrecilla de la Orden, que perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalen, de donde proviene su actual apellido.
Su torre luce prominente
por encima de sus tejados
y sobre los maravillosos campos que acogen esta bella localidad.
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