A 17 kms de Valladolid y enclavado en el pequeño valle del río Hontanija, se encuentra el único municipio de España que empieza por la letra "w": Wamba.
A su entrada nos saluda una blanca escultura del noble monarca godo Wamba, sucesor del anterior, Recesvinto.
Nos introducimos por sus calles para buscar la hermosa fuente-lavadero, toda ella de piedra y actualmente bajo una moderna techumbre.
Llegamos a la amplia plaza y admiramos la soberbia Iglesia de Santa María
y la Casa Consistorial.
Entre su caserío,
resalta una de las pocas iglesias de estilo mozárabe que pueblan por toda la geografía española con una estupenda y bella portada.
Construida entre los siglos X y XII, la fachada oeste es de estilo románico con un arimez con tejaroz
soportado por once canecillos muy desgastados
y hermosos y bellos capiteles que hacen la transición entre los arcos
y las columnas.
Corona una pequeña ventana a modo de rosetón
por encima de cabezas de animales y de personas sacando la lengua a modo de burla.
Sobre la entrada un pequeño tímpano sostenido por mochetas que llevan dos toscos mascarones humanos.
Desde el claustro se accede al auténtico tesoro de la iglesia, como es el Osario de la Orden de San Juan, datado en el siglo XII, en el que se guardan los restos
de infinitas calaveras humanas, así como otro tipo de huesos.
Desde el crucero de la puerta occidental
observamos su fachada sur
recorriéndola
hasta la vertiente este, para darnos cuenta de su original planta de cruz griega y donde se abren diferentes capillas a la que se accede por una gran escalinata de piedra.
Una puerta apuntada bajo un soportal moderno es su entrada.
Saliendo del soportal
rodeamos toda el cuerpo de la iglesia para admirar las dependencias anexas
y el claustro que los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan establecieron como su residencia.
Cruzamos los caudalosos arroyos que desaguan sobre el río Hontanija
buscando los restos de tres cruces que nos llevan
hasta el km 453 del Camino de Santiago que viene por Madrid
donde esta situada la Ermita del Cristo
y coronada por el gorjeo de esta pareja de gorriones.
La carretera nos lleva, a través de un paisaje primaveral
típico de las llanuras cerealistas castellanas
hasta la Ermita de Nuestra Señora de la Encina.
Un austero y remodelado edificio con pequeña entrada y pequeña "esquila" frente a su cruz de piedra.
Las bellas vistas del lugar
van ascendiendo hasta el bello páramo de Peñaflor
colonizado por los gigantes eólicos.
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