Entre un ejército de colosos eólicos nos situamos a 25 kms de Valladolid, en el municipio de Peñaflor de Hornija, convertido en un bello mirador del Valle del Hornija en los límites del páramo de los Montes Torozos.
En su interior encontramos la Ermita del Santo Cristo de las Eras del siglo XVI, de una sola nave frente a una moderna cruz de piedra,
mientras en uno de sus pilares cilíndricos se encuentra grabada la Cruz de Calatrava,
observando en su parte posterior, la capilla mayor cuadrada.
Justo al lado podemos ver las dos pequeñas casetas de la báscula,
entre las que encontramos una bonita fuente de piedra.
Los siglos XII y XIII nos deleitan con las hermosas ruinas de la románica Iglesia de San Salvador.
Su precioso ábside y espadaña lucen entre las nubes,
acercándonos a su entrada
para divisar, a través de su puerta enrejada,
sus delicadas formas góticas llenas de un aura rústico
y con una clara influencia cisterciense.
Paseamos por auténtica arquitectura popular de adobe, madera y teja
hasta llegar a su edificio mas importante: la Iglesia de Santa María de la Expectación.
Una fisonomía muy extraña es su principal cualidad y está datada allá por el siglo XIII.
Bajo el soportal encontramos la entrada adintelada
y si la rodeamos podemos ver sus gruesos muros y poderosos contrafuertes
en esta pequeña plaza del pueblo.
Después de visitar su Ayuntamiento
rodeamos su perímetro y nos asomamos a sus balcones naturales con inmejorables vistas,
descubriendo unos cuantos palomares típicos
desplegados sin orden, pero con inmensa belleza,
por la pequeña llanura cerealista
de este hermoso valle que dibuja el río Hornija.
Un espectáculo que el río ha abierto
entre los páramos, encajado para crear un excelente escenario
entre la predominante llanura castellana.
Continuamos el recorrido por lo que parece un auténtico faro en tierra
justo al lado de esta inscripción
en los restos de su Muralla Medieval.
Desde sus alturas
bajamos al valle donde el adobe nos muestra el camino
y la estela del río Hornija,
brillante y con prisas,
tratándonos de mostrar otro punto de vista de Peñaflor.
Si las vistas desde arriba eran magníficas, el Hornija desde este emplazamiento, nos relata unas bellas estampas
con hermosos tonos
y matices de los primaverales campos depositados en el seno de los Torozos.
Decimos "adios" a Peñaflor de Hornija
por el itinerario que conforma el Camino de Santiago madrileño
entre los jóvenes brotes cerealistas.
Debido a la gran cantidad de lluvia que se ha precipitado este invierno,
en sus inmediaciones podemos ver
un auténtico mar artificial formado en una pequeña hondonada
que nos hace recordar paisajes mas propios
de otras latitudes,
pero que no quería dejar pasar por alto
y disfrutar de la belleza de esta tierra.
Me ha encantado... Aunque casa vez tardemos mas en volver, mi pueblo pervive en mi alma. De Pelaflor, de Pucela.
ResponderEliminar