El Castillo de Zamora se encuentra sobre una elevación natural del terreno justo al lado de la catedral y frente a una hermosa zona ajardinada del Parque del Castillo.
La entrada principal por un puente, que en sus orígenes fue levadizo, posee una puerta de arco apuntado
y desde donde podemos apreciar
un profundo foso que lo convertiría en un fortín fácil de defender.
Sus muros nos llevan
por el contrafoso
a las antigüas estancias
y su patio interior,
rodeado de hermosos arcos.
Mandado construir por Fernando I
el edificio data desde mediados del siglo XI
y desde 1931 goza de la máxima protección
dentro del Patrimonio Histórico Español.
Desde su adarve alcanzamos la catedral
que se esconde entre sus almenas
y las diferentes iglesias, en las que sus espadañas sobresalen entre los tejados.
Vamos recorriendo su perímetro
obteniendo magníficas vistas
y dándonos cuenta de su forma romboidal.
Desde las escaleras de su interior
salimos a su exterior
descubriendo en su lado oeste la iglesia de Santiago Caballero
pudiendo admirar también hermosas vistas de las orillas del río Duero.
Seguimos recorriendo el itinerario del castillo
a vista de pájaro
desde una de sus dos torres pentagonales,
admirando, ahora, la esbelta torre catedralicia.
Colgados sobre el adarve
se nos muestra la bella y hermosa liza, justo tras la entrada y al lado de la Torre del Homenaje.
Estamos transitando la parte este del castillo
hasta llegar
a la segunda torre pentagonal.
Casi en su mitad, accedemos a lo mas alto del conjunto amurallado: la Torre del Homenaje
Se respira arte por los cuatro costados
obteniendo una gratificante vista de la ciudad de Zamora y su catedral.
Regresamos a la planta baja
para visitar
la infinidad de arcos
que rodean el Patio de Armas.
De nuevo en la liza,
bajo la Torre del Homenaje,
nos introducimos por el corredor del contrafoso en su vertiente sur
para admirar el espacio expositivo Baltasar Lobo.
Caminamos adosados entre los grandes muros de piedra
que nos enfilan
hasta la puerta oeste de Santa Colomba,
para definitivamente terminar nuestro pequeño recorrido por el castillo
bajo las arcadas
y paredes
del Patio de Armas.
El Castillo de Zamora nunca fue un castillo palaciego,
sino una fortaleza en la que protegerse
y desde la que proteger
la ciudad.
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