Finaliza la primavera entre los campos cerealistas de esta estupenda Tierra de Campos Vallisoletana, surcada por las faenas agrícolas de los labradores
y manteniendo el alimento imprescindible de varios rebaños de ovejas
que se van desplazando entre el viejo perfil de antigüos palomares
y rodeando enormes paquetes de paja.
Surge la bella silueta del pueblo vallisoletano de Villabrágima
atravesado por el pequeño, y a la vez fresco e impetuoso,
río Sequillo.
Accedemos a la antigüa "Villa Máxima" de los romanos por su flanco norte hacia la báscula y el Polideportivo Municipal Andrés López de Galarza
para visualizar una de sus importantes iglesias.
El paseo nos introduce por sus calles
con varias fachadas de adobe
alcanzando su Puerta y Arco Medieval.
En dirección hacia Medina de Rioseco, desfilan grandes viviendas
muy bien cuidadas
con magníficas portadas,
muchas de ellas en piedra.
Llegamos hasta la Ermita del Cristo construida en piedra y ladrillo
y bajo la sombra de su soportal admiramos su crucero.
Cruzamos tapiales,
traseras
y bodegas
para comparecer delante del Paseo Gustavo Martín Garzó,
donde las gentes del lugar caminan tranquila y sosegadamente.
Nos divertimos unos instantes en su parque público
mientras merodeamos viejas casonas solariegas
que se entremezclan con las nuevas edificaciones.
Entre tejas, adobe y piedra
aparecemos en el corazón del pueblo, bajo la pequeña torre del reloj y su arco de medio punto.
Al lado la Iglesia de Santa María del siglo XVI,
con la habitual placa conmemorativa de infinidad de iglesias castellanas, a los Caídos por la Patria del bando Franquista.
Nos centramos bajo sus soportales, para admirar su brutal y portentosa belleza
así como, su Puerta Medieval.
Bella portada
y esbelta torre
donde descansa tranquila la moradora de este singular edificio.
Nuestros pasos siguen descubriendo hermosos rincones
entre el ladrillo y el cemento
desde donde cuelgan una inmensidad incalculable de balconadas.
Nos refrescamos en su fuente
justo al lado de la Casa Consistorial
oteando una original y sorprendente "mezcla visual" arquitectónica.
San Gines, otro edificio renacentista del siglo XVI
y hermosa cruz de piedra delante de su portada.
Tres cuerpos de torre que se elevan hacia el cielo
y desde el suelo perimetramos su vertiente norte,
advirtiendo también, su cantarina inquilina
Mas arcos, mas piedras
y pequeña ermita
que se cuela entre los blasones y escudos de diferentes casas nobiliarias
Auténtica estampa castellana
con vetustos y viejos edificios
combinados por un pasado ya lejano y conjuntados en el presente en que vivimos.
La serenidad y el sosiego nos acompaña
a la salida de Villabrágima, cruzando sus campos de labor hacia un nuevo destino.
Villabrágima a 25 de mayo de 2017. Mas fotos en: VILLABRÁGIMA
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