MORALES DE CAMPOS

 Con el día nublado en pleno mes de julio de 2017

 y entre labores agrícolas,

 alcanzamos la horizontalidad del municipio vallisoletano de Morales de Campos.

 En sus alrededores podemos asombrarnos con el colorido de los girasoles

 y la nítida tonalidad de muchas plantas diseminadas por sus campos.

 Algunos palomares rodean

 uno de sus edificios mas destacados del pueblo,

 la Ermita de la Virgen de Arenales

 del siglo XVIII

 realizada en estilo barroco.

 Montones de "pacas" se combinan 

 con modernas placas solares

 en una tierra donde abunda el adobe.

 Entramos por sus calles hasta Las Escuelas,

 llegando a la Plaza de la Resurrección

 donde podemos disfrutar de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol

 con hermosa portada.

 Un pequeño atrio en su entrada

 nos lleva hasta su torre

 que nos remonta hasta el año 1700

 y descubriendo una segunda puerta, contraria a la principal.

 Comenzamos un agradable paseo

 por sus calles mas céntricas

 hasta la Plaza de la Concordia

 donde está ubicada su Casa Consistorial

 viendo en una calle adyacente la imagen de la Virgen de Arenales.

 Cruzamos estrechas rúas de adobe

 donde el tiempo ha quedado marcado,

 saliendo a una hermosa

 y bella laguna

 habitada por una pequeña colonia de anátidas.

 La carretera nos muestra

 robustas casonas de piedra con sus escudos.

 Por un laberinto de calles

 siguen desfilando preciosas "traseras",

 encontrando entre fachadas de ladrillo

 bellos balcones de forja, numerosos escudos nobiliarios

 y varias imágenes eclesiásticas.

 Frente al ladrillo mas fachadas de piedra

 adornadas con recios y portentosos escudos que ilustraban los linajes de familias acomodadas.

 Entre soportales,

 llegamos a las afueras del pueblo,

 a las eras, donde descansan numerosos aperos agrícolas

 dejados a las inclemencias del tiempo.

 Viviendas de planta

 o de varias plantas,

 la mayoría de adobe,

 nos muestran el camino a las bodegas donde se elaboran unos buenos vinos.

 Entre la tranquilidad de sus calles

 abandonamos Morales de Campos

 que se va perdiendo entre trigos y cebadas

 y la hermosa luz que desprende esta austera y extensa Tierra de Campos Vallisoletana.

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