Entre la inmensidad cerealista que se extiende bajo los Montes Torozos
y el espectacular colorido primaveral de estas tierras, llegamos al municipio vallisoletano de Villanueva de los Caballeros.
El río Sequillo
inunda la fachada sur del municipio,
alcanzando los viejos palomares
y las fachadas de adobe
que se van mezclando entre las nuevas construcciones
cuando llegamos a su Plaza Mayor.
En su centro disfrutamos del edificio mas destacable: la Iglesia de San Pedro Apóstol.
La original torre
se eleva sobre el edificio del siglo XVII
en estilo barroco con fuertes muros de piedra
que entonan con los bonitos árboles de la plaza.
Su nuevo Consistorio
nos invita a pasear por sus calles
con preciosas casas solariegas,
patios y corrales
en perfecta simbiosis con el adobe y las tejas, típicas de Tierra de Campos.
Cruzamos
plazas
y calles
que nos embocan
hasta un pequeño parque infantil.
En los arrabales disfrutamos de una suave serenidad que empatiza
con la soledad de sus viejos y vetustos palomares.
Volvemos entre ladrillos
y viviendas de una sola planta
para divisar a la "reina de las alturas"
encaramada en lo mas alto de la iglesia,
que esconde bajo sus piedras, un bello crucero
delante de su portada
y con el típico homenaje a los Caídos por la Patria.
Abandonamos el calor de sus calles
y nos vamos alejando
entre hermosos tonos
y preciosos colores
en busca de un nuevo municipio de esta hermosa comarca vallisoletana.
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