domingo, 21 de junio de 2015

SAN PABLO DE LA MORALEJA

 Un camino nos conduce por la llanura castellana
 disfrutando de espectaculares contrastes,
  de los cultivos
 y pequeños pinares que surgen a ambos lados
 de la vía férrea 
 que une Madrid con Valladolid
 en el momento que entramos al municipio vallisoletano de San Pablo de la Moraleja.
 Frente a su Ayuntamiento
 empezamos a recorrer su Plaza Mayor
 y sus calles
 disfrutando
 de pequeños y atractivos rincones
 salpicados de teja, ladrillo y adobe.
 Su moderna iglesia fue construida en ladrillo en pleno siglo xx
 destacando el grupo de campanas de su torre.
 Su construcción se hizo a la sombra y decadencia 
 del antigüo Convento de las Carmelitas
 en total estado de ruina 
 y deterioro.
 Se trata de la Iglesia del Convento de San Pablo
 perteneciente a la orden de las Carmelitas Descalzas
 edificada en el siglo XVII,
 pudiendo ver, en su fachada principal, los restos de una estatua muy degenerada por el paso del tiempo
 y un pequeño escudo.
 El paso del tiempo
 fue destruyendo
 la hermosa y bella  construcción barroca
 convirtiéndola en un amasijo de preciosos arcos,
 yeserías
 y bóvedas virtuales que imaginamos en esta estampa de declive y decaimiento.
 Un universo de arcos
 y restos de muros
 conforman estas espectaculares ruinas
 donde la piedra
 y el ladrillo
 van acomodando y dando forma
  interesantes y hermosas imágenes
 que quedan grabadas en nuestra mente.
 Restos y señales del entramado
 evidencian la actividad del lugar en épocas pasadas.
 Abandonamos el edificio
 tomando alguna fotografía mas
 entre los futuros 
 y frescos aromas de un vino que comienza a germinar.
 Nos alejamos de San Pablo de la Moraleja entre correhuelas, 
  margaritas y
 entre los hermosos tonos de su agreste vegetación. 

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