Escondido en el interior
de un inmenso cebadal
y algún que otro trigal,
surgen las calles del municipio vallisoletano de Cervillego de la Cruz.
Viejas casas de adobe de las afueras
se van fundiendo entre fachadas
bien reformadas
en las que abunda los tonos rojizos
de muchas de ellas.
El pequeño y nuevo Ayuntamiento constituye una isla
entre grandes y esbeltas mansiones.
Es junio de 2015 y los poderosos colores y matices de los rosales
resaltan con notable espectacularidad en el coqueto parque
y su escultural fuente.
Navegamos entre sus viviendas de una única planta
hasta llegar al románico mudéjar de su Iglesia Parroquial dedicada a San Juan Bautista que data del siglo XV,
distinguiendo sus magníficas arquerías ciegas de ladrillo.
Abandonamos el paseo por el municipio
bien apostado en la maravillosa llanura sur de la provincia
y perfectamente ornamentado
con los colores propios de finales de primavera.
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