Delicioso paseo en coche por el entorno de la segoviana Abadía de Párraces, caminando, saboreando y conociendo sus pueblos, sus calles y sus gentes. Ruta realizada el 24 de abril de 2017. Pincha en el "play" y comenzamos.
Comenzamos en el límite de las provincias de Ávila y Segovia, en la carretera SG-322 sobre el puente del río Voltoya.
Tras un vistazo al mapa de orientación,
cruzamos las atractivas tierras
que la dorada "colza" a dibujado alrededor del Caserío de Peromingo.
Alcanzamos la localidad de Muñopedro
y su Iglesia Parroquial de San Miguel del siglo XVII.
Entre sus pintorescas casas
reconocemos un antigüo "potro de herrar"
junto a la Ermita de la Virgen del Buen Suceso
y donde podemos descansar al lado de un viejo lavadero con su fuente.
Entre dulces aromas y vistosos colores,
llegamos a la Abadía de Párraces que se remonta hasta el año 1148.
Durante muchos siglos acaparó innumerables bienes y tierras
dependiendo, durante el reinado de Felipe II, del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Actualmente es utilizada para varios eventos y bodas civiles.
Al lado, encontramos el pueblo de Bercial, saludándonos estos simpáticos gansos
y la atractiva cordialidad de estos magníficos equinos.
El paseo por Bercial comienza entre el granito de su potro de herrar,
avanzando entre sus viviendas que nos dirigen y confluyen
en la Iglesia Parroquial
y su Plaza Mayor.
Hacia el oeste, su "via crucis" nos conduce
hasta la Ermita de Santa Ana
donde podemos apreciar la belleza de su pequeño y hermosísimo retablo.
En sus afueras, aun podemos percibir los viejos vestigios con los que los labradores realizaban sus faenas agrícolas y que aguantan las duras condiciones climatológicas que sufren estas tierras de la campiña segoviana.
La espiritualidad se mezcla
en estos llamativos y provocativos campos,
en el momento que alcanzamos con la vista el pueblo de Cobos de Segovia.
Obtenemos la llave de acceso
de su Iglesia Parroquial de San Sebastián, realizada por el Cantero Real de Felipe II, Diego de Matienzo, con su conocido estilo "Herreriano"
y cuya cúpula trasdosada es la primera que se levanta en Segovia, sirviendo de modelo a la de la catedral.
Circulamos entre grandes dosis de serenidad
y descomunales matices
para tomar, antes de entrar en el municipio de Etreros, la Ermita del Santo Cristo de las Angustias
y los restos del calvario.
Apreciamos el ladrillo y la mampostería
de su Iglesia barroca de San Juan Bautista.
Hermosos campos de labor separan las cercanas localidades de Etreros
y Sangarcia, donde la fisonomía del municipio está marcada por las inscripciones con las que se adornan sus grandes Casonas de Arrieros, construidas en el siglo XVIII.
En su bonita Plaza de la Constitución
podemos disfrutar del Ayuntamiento y su Iglesia de San Bartolomé,
un monumental y colosal templo en ladrillo.
Entre sugerentes fachadas abandonamos el pueblo
y a su salida encontramos el paseo arbolado que nos acerca hasta
la Ermita de San Roque,
contemplando unas preciosas vistas del municipio.
La carretera nos deja en Lastras del Pozo,
con su poderosa Torre de los Mercados
y su renacentista iglesia de San Juan Bautista.
Pasamos por la Iglesia de San Nicolás de Barí de Marugán.
La arquitectura taurina se oscurece entre los ecos de los truenos de la tormenta que nos ha sorprendido
entrando en la villa segoviana de Villacastín.
Desde su Plaza Mayor emprendemos nuestros pasos
para recorrer sus calles
y tocar la "Catedral de la Sierra", como la llaman por estos lares a su Iglesia de San Sebastián.
Su pintoresca ermita da paso
a infinitos escudos nobiliarios que lucen por sus fachadas
y su antigüo caserío.
El frescor de la tormenta
nos despierta sobre las calles de Sanchidrián
y su crucero de la Plaza Mayor.
Terminamos este precioso recorrido en la Iglesia de San Martín,
sobrevolando su campanario, tras haber disfrutado de los escenarios religiosos de esta asombrosa e intrépida comarca segoviana.
FOTOS: ABADÍA DE PÁRRACES
No hay comentarios:
Publicar un comentario